Análisis de Assassin’s Creed: Origins - Los orígenes del Credo

Análisis de Assassin’s Creed: Origins - Los orígenes del Credo

Hace dos años, concretamente el 23 de octubre de 2015, los usuarios de PlayStation 4, Xbox One y PC tenían la ocasión de adentrarse en la última entrega de la saga Assassin’s Creed a través de Syndicate. Tras el lanzamiento, el equipo de Ubisoft anunciaba que la franquicia dejaría de contar con videojuegos anuales, por lo que hemos tenido que aguardar hasta 2017 para reencontrarnos con la franquicia más querida del estudio en un nuevo título que, sin renunciar a los elementos clave de Assassin’s Creed, se ha arriesgado a dar un paso más allá en múltiples sentidos.

Análisis de Assassin’s Creed: Origins - Los orígenes del Credo

Con el objetivo de ir un paso más allá y de reornedar las ideas de una saga que comenzaba a quedarse estancada, los desarrolladores decidieron tomarse su tiempo y centrarse en un juego que, como verás a continuación, supone la culminación de todo el trabajo realizado con anterioridad. De este modo y, a partir de mañana, los seguidores de la franquicia podrán acudir a su tienda favorita para hacerse con Assassin’s Creed: Origins, que ha decidido explorar uno periodo histórico tan atractivo como el Antiguo Egipto.

Fastuosas pirámides, monumentos faraónicos y asombrosos tesoros propios de la civilización representada aguardarán al jugador en una entrega en la que deberá volver a enfrentarse a múltiples objetivos mientras saca a relucir las habilidades propias de todo miembro de la Sagrada Orden de los Asesinos. Si quieres conocer hasta el último detalle de la nueva entrega de Assassin’s Creed no dudes en echar un vistazo a las impresiones que hemos podido redactar tras sumergirnos, durante días, en los espectaculares escenarios de Origins, que hemos podido testar en PlayStation 4 Pro.

Análisis de Assassin’s Creed: Origins - Los orígenes del Credo

Análisis de Assassin’s Creed: Origins - Los orígenes del Credo

Como anticipábamos, el equipo de Ubisoft ha mantenido los elementos clásicos de la saga pese a que, conforme avancemos en la aventura de Assassin’s Creed: Origins, nos percataremos de algunos cambios muy llamativos en algunas mecánicas básicas. Una de las novedades más fácilmente apreciables a simple vista la hallamos en el radar. Este parte fundamental de la interfaz ha desaparecido y ha dado paso a una barra de situación similar a la que encontrábamos en The Elder Scrrolls V: Skyrim.

Los diferentes elementos del mapa se sitúan, de este modo, horizontalmente y dependiendo de en qué dirección estemos mirando con el personaje. Es evidente que el estudio ha escuchado a los fans y ha tratado de mejorar la interfaz de manera considerable con un sistema más limpio y despejado que de costumbre. A los habituales de la franquicia es posible que les cueste acostumbrarse pero, en cualquier caso, resulta obvio que nos encontramos ante un cambio de lo más acertado que, además, ha llegado acompañado de otras cuantas novedades que comentaremos a continuación.

La vista de águila también ha sido modificada de forma muy llamativa en la nueva entrega de la saga. En Assassin’s Creed: Origins ya no se trata de un sentido, sino de un águila literal. Cuando presionamos el botón correspondiente, la cámara se desplaza sobre un águila que sobrevuela el escenario y que podemos dirigir a nuestro antojo para localizar y marcar enemigos o, simplemente, para aprovecharnos del factor estratégico que supone tener esa vista privilegiada y que tanto puede ayudarnos en cualquier tipo de situación.

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No obstante, aquellos que prefieran optar por una mecánica más ágil tienen a su disposición el llamado pulso del Animus, que escanea rápidamente el entono cercano y marca ítems de intéres o vías que explorar en determinadas circunstancias. Sin duda, se trata de la forma más práctica para averiguar si el escenario esconde tesoros y demás coleccionables en alguna de las construcciones más próximas al personaje. También vinculadas a la exploración se encuentran las tan icónicas atalayas, que también han sufrido un pequeño cambio.

En Assassin’s Creed: Origins enconteamos un número considerablemente menor y, además, adquieren una utilidad diferente a la que estábamos acostumbrados. Al contrario que en entregas anteriores, su escalada y posterior sincronización no servirán para descubrir el mapa, sino desbloquear actividades que no hayamos descubierto a simple vista y como punto de viaje rápido. Esta modificación parece ir orientada, como las torres de agua del futuro Far Cry 5, a impedir que las atalayas se conviertan en la clave de la exploración del escenario, como venía ocurriendo hasta ahora.

En consecuencia, el desplazamiento por el mapa adquirirá mayor relevancia que nunca pese a que el parkour, la técnica por excelencia en el resto de videojuegos de la saga, pasará a un segundo plano pese a continuar siendo imprescindible. Dado que los edificios del Antiguo Egipto no eran excesivamente altos, hemos comprobado como en gran parte de las localizaciones resulta más útil desplazarse a pie o a lomos de alguno de los animales disponibles para llevar a cabo esta labor. En este punto entran en juego tanto los camellos como los caballos, que podremos encontrar con apariencias muy diferentes y tanto de manera individual como en carretas o similares.

También podemos movernos, tanto en ríos como en lagos, en barcas de manejo muy intuitivo que nos permiten atravesar grandes superficies de agua de manera rápida. Además, estos entornos posibilitan misiones de lo más llamativas que se apoyan totalmente en la navegación e incluso en el buceo. Pese a que la historia principal de Origins se centra en una espectacular venganza, el usuario tendrá también a su disposición infinidad de misiones secundarias que podrán prolongar la experiencia jugable horas y horas tras la conclusión de la trama principal.

Análisis de Assassin’s Creed: Origins - Los orígenes del Credo

Encontramos tareas orientadas a la exploración del entorno, a despejar de enemigos una zona determinada, al rescate de un rehén o, entre otras muchas alternativas, a asesinar al líder de un campamento. Las posibilidades son múltiples y, al mismo tiempo, muy numerosas. Sin duda, esta sensación de inmensidad se traslada también al mapa, el más grande que hemos podido disfrutar hasta el momento en la franquicia Assassin’s Creed. Su gigantesco tamaño nos permite ir desbloqueando regiones progresivamente mientras avanzamos en la aventura, que nos lleva a recorrer localizaciones muy diferenciadas pese a mantener un nexo común.

Además, contamos con un sistema de avance dinámico del tiempo con ciclo de día y noche que el jugador puede acelerar mediante una habilidad y que redondea considerablemente la experiencia. Sin embargo, una de las novedades más interesantes la hallamos en el sistema de combate. Mientras antes era posible defenderse constantemente de las embestidas de un enemigo y esperar a uno de sus ataques para contraatacar mediante una animación, ahora resulta más complejo enfrentarse a un grupo elevado de contrarios.

Los rivales no se acercan por turnos, sino de forma aleatoria desde cualquier parte a nuestro alrededor. Desarmar escudos, esquivar y combinar ataques ligeros y pesados se convierten ahora en mecánicas habituales que deberemos ejecutar a la perfección para salir airosos de cualquier enfrentamiento. Los desarrolladores han recuperado además la mecánica del silbido, que podemos hacer servir para atraer a los enemigos a las hierbas altas para acabar con ellos sigilosamente. Nuevamente, el sigilo vuelve a convertirse en el mejor aliado del jugador, que en ocasiones podrá incluso evitar la confrontación si lleva a cabo las misiones en la franja horaria adecuada.

Si nos adentramos en un campamento de noche, hemos comprobado cómo la cantidad de soldados de guardia se reduce considerablemente respecto a las horas de sol. De este modo, Assassin’s Creed: Origins adquiere un componente estratégico muy interesante que podemos hacer servir para cualquier misión que se nos presente. Afortunadamente contamos con la ayuda de armas de todo tipo para apoyarnos en nuestra labor. Además de las habituales espadas encontramos mazas, lanzas, dagas y arcos, que regresan tras su paso por Assassin’s Creed 3 con el inolvidable Connor.

Análisis de Assassin’s Creed: Origins - Los orígenes del Credo

Llegados a este punto debemos referirnos a otro de los cambios más atractivos de la nueva entrega de la saga. El estudio responsable del juego ha profundizado en los elementos roleros previamente introducidos en la franquicia para ofrecernos una serie de mecánicas de lo más atractivas. De esta forma se introducen hasta tres árboles de habilidades que debemos ir obteniendo conforme obtengamos puntos de experiencia. Del mismo modo se presenta el crafteo, que podemos hacer servir para mejorar armas y equipamiento mediante la recolección de ítems, también relativos a los animales que podremos cazar a lo largo y ancho del escenario.

Este interés por el rol se manifiesta también en el arranque de las misiones, que podremos iniciar considerando el nivel recomendado para afrontarlas. Lo mismo ocurre con los enemigos, que presentan un nivel determinado para hacer saber al usuario si se encuentra en las condiciones más idóneas para afrontar el combate. En lo referente al apartado visual, y pese a no estar a la cabeza de lo que se ha visto en el género en los últimos tiempos, Origins luce espectacularmente bien en conjunto gracias a su enorme cantidad de detalles y a una iluminación especialmente cuidada.

El diseño de escenarios y de vestuario es también destacable y cumple su función dado que, desde el primer momento, consigue trasladarnos a la época representada. Por otra parte, el videojuego se ha traducido completamente al castellano, tanto en interfaz como en subtítulos y, por supuesto, en los diálogos. Las voces de los personajes principales e incluso de los secundarios cuenta con un doblaje profesional que se evidencia desde los primeros compases del juego con Bayek, al que presta su voz Jordi Boixaderas, habitualmente relacionado con Russell Crowe. También cuentan con personajes con repercusión en la trama Ana Alborg, vinculada normalmente a Bryce Dallas Howard, o Clara Lago.

Javier Castillo

Análisis de Assassin’s Creed: Origins - Los orígenes del Credo

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JUGABILIDAD: El videojuego destaca especialmente por introducir toques roleros que no eran habituales en la saga y que adquieren una nueva dimensión en Origins. Además, los desarrolladores han introducido un sistema de combate más dinámico que se combina a la perfección con fases de exploración en las que la renovada vista de águila juega un papel fundamental.

GRÁFICOS: Pese a no estar a la cabeza del género, el resultado global es altamente satisfactorio debido, sobre todo, a la magnífica recreación que ha hecho Ubisoft del Antiguo Egipto. Es especialmente imponente en PlayStation 4 Pro, donde el apartado gráfico brilla considerablemente más.

SONIDO: La banda sonora, uno de los elementos más reconocibles de la saga, vuelve a hacer acto de presencia en una entrega que, además, cuenta con un doblaje al castellano nuevamente a la altura de las circunstancias, con actores de la talla de Clara Lago en el reparto principal, que cuenta con la presencia de profesionales muy reconocidos del sector.

DURACIÓN: El mundo abierto está repleto de actividades secundarias que abordar además de la trama principal, por lo que si eres de aquellos jugadores que desean completar todas las tareas puedes estar inmerso en la aventura decenas de horas.

CONCLUSIÓN: Los dos años de margen que se ha concedido Ubisoft han repercutido en, probablemente, la experiencia más completa de la saga Assassin’s Creed. Su gigantesco mundo abierto, el renovado sistema de combate, la novedosa forma de explorar el escenario a través de la vista de águila o el componente rolero han conseguido devolver a la franquicia al nivel del que nunca debió caer. Sin duda agradará tanto a los fans de la saga como a aquellos que deseen aprovechar Origins para llevar a cabo su primera incursión en el universo de Assassin’s Creed.

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